A lo largo de la filosofía el concepto y definición de verdad pura ha sido motivo de reflexión y debate por la pluralidad de enfoques y perspectivas. Al concepto de verdad pura a menudo se le encuentra ligado una serie de connotaciones como verdad universal o absoluta. Si bien en relación al concepto de verdad universal habría que hacer un comentario previo sobre el modo en que se entiende este concepto en Probabilidad Imposible.
Tradicionalmente para la filosofía la
verdad universal es pura por cuanto es una verdad incuestionable, válida para
todo momento y lugar. A este concepto de verdad pura o verdad universal
contribuye incuestionablemente la nueva ciencia que emerge desde Copérnico,
Galileo, a Newton, en donde sobre un lenguaje matemático se explica el
comportamiento del universo. Sin embargo, después de la crisis del positivismo
lógico a mediados del siglo XX el concepto de verdad universal ha cambiado de
modo significativo.
Antes de la crisis del positivismo se
entendía que una verdad universal era una especie de ley universal válida para
todo tiempo y espacio. A partir de la crisis del positivismo se entiende que
las verdades pueden ser universales, es decir, válidas para todo el universo,
pero sólo de modo provisional, mientras no se rechace la hipótesis por el
descubrimiento de nuevos hallazgos que lo contradigan. En este sentido el
relativismo del segundo Wittgenstein y La
lógica del descubrimiento científico de Popper, marcan una nueva evolución
en la filosofía, en donde si bien hoy en día aceptamos como universales, en
tanto aplicables a todo el universo, determinadas verdades, son verdades
universales provisionales, hasta que descubramos algún nuevo fenómeno que ponga
en duda nuestros conocimientos anteriores.
Debido a la evolución en la concepción
de la verdad en la filosofía del siglo XX en Probabilidad Imposible se menciona
a menudo el concepto de proposiciones universales provisionales en las ciencias sintéticas, por cuanto independientemente que una proposición tenga rango
universal, válida para todo el universo del cual ha sido extraída la muestra,
sea un universo infinito o limitado, es en todo caso provisional, por cuanto
desconocemos si pueden ocurrir nuevos sucesos a futuro que pongan en cuestionamiento
todas nuestras proposiciones previas.
Por este motivo, si uno de los rasgos
de la verdad pura es su carácter universal y absoluto es un concepto que ha
sido objeto de crítica. De un lado, de forma más reciente por la propia
concepción del universalismo, en crisis en el siglo XX, y de otro lado por el
propio debate que a lo largo de la historia ha generado la propia afirmación de
la verdad absoluta: que implica el conocimiento de absolutamente todo, o en
otras palabras, el conocimiento del todo absoluto.
En líneas generales se puede decir que
existen dos grandes corrientes o paradigmas en relación a la verdad absoluta:
los que aceptan la existencia de la verdad absoluta, y los que rechazan su
existencia.
Dentro de los que aceptan la
existencia de la verdad absoluta habría a su vez dos subcorrientes: aquellos
que no sólo la aceptan sino que además estiman que es cognoscible, y aquellos
otros entre los cuales se engloba la teoría de Probabilidad Imposible que
aceptan su existencia pero disienten sobre la posibilidad de su conocimiento.
De otro lado, dentro de la corriente o
paradigma que rechaza la existencia de la verdad absoluta habría que destacar
dos grandes subcorrientes: los que no reconocen la existencia de una verdad absoluta
por cuanto sólo conocemos hechos, y los que no reconocen la verdad pura por
cuanto la verdad es relativa.
Dentro del paradigma de la verdad absoluta,
en la corriente que no solo la acepta sino que además postulan la posibilidad
de su conocimiento, se encontraría el idealismo de Platón en virtud del cual
las matemáticas son la propedéutica para el ejercicio de la dialéctica de la
que emana el conocimiento de las ideas, produciéndose una triple identidad
entre: verdad, bondad, belleza; en un mismo vértice confluirían las máximas
aspiraciones humanas de conocimiento, ética, y estética. Al igual que Platón,
Hegel estima posible el conocimiento de la verdad absoluta en tanto que la
dialéctica nos permite el conocimiento de todo lo relacionado con cualquier
fenómeno, tanto lo que es, tesis, como lo que no es, antítesis, sintetizando para
sí una idea absoluta del objeto.
De otro lado estarían aquellas
escuelas que defendiendo la existencia de la verdad absoluta estiman que es
incognoscible, dentro de la cual se encontraría Kant, en tanto que el noúmeno o
ser en sí del ente escapa al conocimiento humano, tesis que comparte
Probabilidad Imposible: sabemos que ocurre algo, pero nunca sabemos lo que
realmente ocurre, porque de todo lo que ocurre tan sólo conocemos fenómenos, a
través de sucesos y ocurrencias que a través de aparatos de observación y
medición transformamos en datos cuantitativos susceptibles de estudio
lógico-matemático. Pero más allá de los datos nunca sabemos lo que realmente
pasa. La verdad no es unidimensional, es dialéctica.
Por otra parte estarían aquellas
escuelas que rechazan la existencia de la verdad absoluta, en donde habría que
localizar aquellos que sostienen su rechazo por cuanto sólo conocemos hechos,
donde se ubicaría desde el empirismo radical de Hume, cualquier atribución causal es fruto de la costumbre o consenso social, o el materialismo de Marx,
la verdad nunca es pura por cuanto la interpretación de los hechos obedece a
intereses de clase. Y aquella subcorriente que rechaza la verdad absoluta por
cuanto postulan el relativismo del conocimiento, propio de las teorías
postmodernas.
En la teoría de Probabilidad
Imposible, a diferencia de quienes rechazan su existencia, se acepta la
hipótesis de la existencia de la verdad pura, si bien sería una hipótesis
completamente teórica, por cuanto la podemos formular teóricamente, pero no la
podemos demostrar, dado que debido a su naturaleza incognoscible es indemostrable,
es sólo una hipótesis teórica, al igual que la hipótesis de la existencia del
infinito.
A menudo se tiende a pensar que la lógica y las matemáticas son un modelo de verdad pura, y muy probablemente
sean las ciencias cuyas proposiciones se
asemejen lo más posible a lo que debería ser una verdad pura, pero hay multitud
de cuestiones ante las cuales se revela las limitaciones de la naturaleza
humana. El hecho que no sepamos responder a preguntas como el infinito ¿son
infinitos los números primos, es infinito el número pi? y todavía hoy halla
conjeturas y problemas matemáticos sin resolver, por ejemplo los del milenio
del Clay Mathematics Institute, son ejemplos que si bien el método
lógico-matemático es el más adecuado para el progreso a la verdad pura, no por
ello realmente la alcanza, revelando una profunda sujeción a las limitaciones
humanas.
Dentro de la taxonomía tradicional de
las disciplinas académicas, normalmente se distinguía entre humanidades,
ciencias puras, y ciencias aplicadas. Las humanidades son las disciplinas clásicas,
más relacionadas con las letras, las artes,
la historia, y la filosofía. Las ciencias puras aquellas que utilizan el
método científico para la obtención de un conocimiento sustantivo, orientado al
saber que, desprovisto de interés
utilitario o funcional, entre ellas las
matemáticas, la física, la química, la biología, la geología. Y las ciencias
aplicadas aquellas ciencias que, utilizando el método científico, aplican el
conocimiento sustantivo desde un interés práctico o pragmático, orientado al saber cómo, luego surgen de la aplicación de las ciencias puras
a determinados fines y situaciones, sea por ejemplo el uso práctico de la
biología en medicina, veterinaria, botánica, el uso práctico de la química en
farmacología y la producción de sustancias químicas para uso doméstico o
industrial, o el uso práctico de las matemáticas y la física en ingenierías y
estudios técnicos.
De este modo cabe diferenciar entre
verdad pura y ciencias puras. Las ciencias puras son aquellas que no guardan
relación con las humanidades ni los estudios aplicados. La verdad pura hace
mención a la posibilidad de existencia de una verdad atemporal sobre
absolutamente todo lo que ocurre, sobre la vida y el cosmos.
Antes de la crisis del positivismo a
mediados del siglo XX probablemente fueran factibles conexiones entre ciencias
puras y verdad pura, por cuanto se creía en la posibilidad de verdades
científicas universales, para todo tiempo y espacio del universo, al estilo de
la física de Newton, uno de los ideales de la verdad pura durante la
modernidad. Sin embargo, a posteriori de la crisis del positivismo del siglo
XX, pensar que a través de las ciencias puras se accede a la verdad pura es
cuestionable.
En todo caso, del conjunto de lo que
tradicionalmente se han denominado ciencias puras, lo que sí podría decirse es
que, si bien no alcanzan en modo absoluto la categoría de verdad pura, por
cuanto son disciplinas que presentan limitaciones, la lógica y las matemáticas
serían actualmente las disciplinas modelo de proposiciones puras, por cuanto el
tipo de proposiciones analíticas que desarrollan son producto de procesos
racionales puros, sin mediación de datos sintéticos.
Independientemente de cualquier otro
factor empírico, si tenemos una colección de datos, a los cuales denominamos
puntuaciones directas o frecuencias, sea cual sea su origen, y cada dato
pertenece a un elemento, al que denominamos sujeto u opción, la probabilidad de
cada dato asociado a cada elemento es igual al dato de ese elemento entre la suma
de datos, y el cociente es igual a un resultado que oscila entre cero y uno. El
menor resultado posible de ese cociente es cero, y el máximo resultado posible
de ese cociente es uno. Si promediamos todas las probabilidades de todos los
datos de todos los elementos, la media aritmética será igual a la inversión del
número de elementos, uno entre número de elementos estudiados. Y la diferencia
de la probabilidad de cada elemento menos la media será igual a la distancia de
cada elemento respecto la tendencia central, en donde la suma de las diferencias que obtengan signo positivo será igual al valor absoluto de la suma
de las diferencias de sesgo negativo. En cualquier caso la máxima diferencia de
signo negativo posible sería igual a cero menos la media, es decir, el valor
absoluto de la media, y la máxima diferencia de signo positivo posible sería
igual a uno menos la media. Y la máxima desviación media igual al promedio del
duplo de la máxima diferencia de signo positivo.
Todas estas proposiciones son
analíticas, y es lo más próximo a una verdad pura, independientemente de la
naturaleza empírica de los hechos, o la ideología del observador, estas
proposiciones analíticas revelan una serie de relaciones lógicas entre sí
independiente de cualquier otro factor empírico o ideológico.
La verdadera verdad pura sería aquella
verdad de carácter absoluto y universal en su sentido más pleno y clásico: la
verdad de todo tiempo y espacio fuera de error perceptivo o interpretativo. Las
proposiciones analíticas: el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma del
cuadrado de los catetos, el área del triángulo es igual a dividir entre dos el
producto de base por altura, el diámetro del circulo es igual a dos pi radio,
el área del circulo es igual a pi radio cuadrado, la media de una colección de
datos de unos elementos es igual a la suma de los datos entre el número de
elementos. El conjunto de proposiciones analíticas expuestas serían
proposiciones puras por cuanto presuponen una serie de predicados atribuidos a
una serie de sujetos cuya relación se define por ser estrictamente lógica sin
que medie error aparente, aunque, debido a la propia naturaleza incoherente o
inconsistente de las matemáticas, tampoco podríamos afirmar categóricamente su
absoluta certeza, lo que, dentro de un margen de duda genera un espacio
racional de nihilismo lógico.
En Probabilidad Imposible se
diferencia entre proposiciones analíticas y proposiciones sintéticas. Las
proposiciones analíticas son propias de las ciencias analíticas, cuyo paradigma
son las proposiciones lógico-matemáticas, si bien dentro de las ciencias
analíticas se incluye también el análisis lingüístico. De hecho las matemáticas
en sí mismas no son otra cosa que un lenguaje, las matemáticas son el lenguaje
de la ciencia. En tanto que las ciencias analíticas son las disciplinas
encargadas del análisis del lenguaje entre las ciencias analíticas habría que
incluir el análisis de los lenguajes artísticos, desde el análisis del dibujo y
la pintura, la literatura, la escultura, la arquitectura, la danza, el cine, o
cualquier otra expresión artística.
De todas las proposiciones analíticas
de las ciencias analíticas las proposiciones lógico-matemáticas serían las más
paradigmáticas por cuanto son las que permiten mayor progresión a la verdad
pura, aunque en todo caso, también las proposiciones matemáticas están sujetas
a limitaciones en su grado de coherencia y consistencia.
La verdad pura revela una naturaleza
incognoscible, si acaso nos podremos aproximar a su conocimiento en el ascenso
de los fenómenos al conocimiento puro a través del razonamiento, pero el
conocimiento puro en sí mismo se demuestra más allá de nuestra actual
naturaleza humana, fisiológicamente limitada. En lo finito no cabe el infinito,
luego cualquier conocimiento sólo puede ser parcial. De todas las matemáticas
nunca conoceremos absolutamente todo, si acaso una parte, y es de la parte que
conocemos de lo que nos fiamos, si bien todo lo demás permanece en la penumbra.
Muy probablemente sólo hemos descubierto la punta de un iceberg de dimensiones
infinitas. Y en el descubrimiento de nuestra propia ignorancia, lo que hoy
creemos un cuerpo de conocimiento lógico-matemático coherente y consistente,
algún día se demuestre insuficiente, dando lugar a nuevas revoluciones
paradigmáticas.
Rubén García Pedraza 2 de Julio de 2016, Madrid
Revisado 26 de Julio de 2019, Madrid
Rubén García Pedraza 2 de Julio de 2016, Madrid
Revisado 26 de Julio de 2019, Madrid