Verdadero es un fenómeno o proposición
que es cierto, y cuya antítesis es lo falso. Un fenómeno será verdadero siempre
y cuando no sea producto de una ilusión perceptiva o una falsificación de datos.
Y una proposición será verdadera siempre y cuando los referentes que designacada uno de los elementos de la oración estén libres de error, tanto de errores
en los procesos lógicos de los que son producto, o errores debidos a elementos
de la oración originarios de fenómenos falsos, ya sea producto de falsas
ilusiones o datos falsificados.
Si
en un desierto sufrimos el espejismo de ver en el horizonte algo
parecido a un mar, un lago, un rio, o un oasis, ese fenómeno, por muy real que
pueda parecer a nuestros órganos sensoriales no deja de ser falso. Si una nave
espacial viaja a otro planeta y captamos imágenes o señales que inducen a la
creencia en fenómenos que sin embargo no ocurren, sería un fenómeno análogo, establecimiento de
fenómenos falsos por ilusiones perceptivas, sólo que en este caso de los
sensores artificiales de los que esté equipada la nave.
Cuando en una investigación el modo en
que se han obtenido los datos está sujeto a cualquier tipo de déficit de
fiabilidad, por problemas en la medición o mecanismos de selección de datos,
entonces cualquier fenómeno que se puede atribuir a los datos extraídos se
encontrarán seriamente comprometidos, poniéndose automáticamente en duda el
grado de certeza de la información.
Los errores proposicionales a su vez
pueden depender, además de los propios problemas perceptivos o de recogida de
datos, o su propia naturaleza dudosa, a problemas ocasionados por errores en el
proceso lógico de formación de la proposición.
La lógica, a pesar de lo que pueda
parecer, no es unidimensional, dependiendo del tipo de escuela el modelo lógico
cambia. A lo largo de la historia de la filosofía se observan al menos tres
esquemas de pensamiento lógico, a parte de la lógica matemática en sí misma
entre las que se puede encontrar, entre otras, la lógica de conjuntos.
En la lógica deductiva, la formación
de hipótesis con carácter de verdad se produce a partir del establecimiento de
deducciones lógicas entre premisas, premisa mayor o más abstracta y premisa
menor o particular, de las que se elabora la deducción concreta, y de
aplicación general para todo elemento concreto que mantenga relaciones de
comunión con la conclusión deducida. La lógica deductiva va de lo abstracto, a
lo particular, y concreto, lo que a menudo se suele denominar coloquialmente de
arriba abajo, o dicho de otro modo, del mundo de las ideas al mundo real.
Mientras la lógica inductiva actúa de
modo inverso, de lo particular y concreto a lo general, de modo que a partir de
un conjunto formado por un número suficiente de elementos particulares y
concretos se puede deducir hipótesis generales. A este modelo se llamaría de
abajo arriba, o dicho de otro modo, de lo empírico a la formación de ideas.
De otro lado la lógica dialéctica
sería aquella cuya formación de proposiciones se realiza a partir de la
búsqueda de diferencias y similitudes entre hechos, fenómenos, o ideas.
Mientras la lógica deductiva elabora proposiciones concretas a través de la
obtención de conclusiones a partir de los elementos comunes entre premisa mayor
y menor, y la lógica inductiva elabora proposiciones generales en función de
elementos comunes entre fenómenos particulares y concretos, la lógica
dialéctica más que buscar lo común entre premisas (deducción) o fenómenos
(inducción), busca similitudes y diferencias formando conceptos homónimos y
antinómicos.
En este sentido, el ejemplo clásico de
lógica deductiva que en filosofía siempre se suele poner es Platón, y en
matemáticas Euclides. En lógica inductiva Aristóteles. Aunque si entre lógica
deductiva y inductiva hay oposición, la lógica dialéctica guarda conexiones con
los demás modelos lógicos.
De hecho Platón, paradigma de lógica
deductiva, en La República defiende
el estudio de las matemáticas como propedéutica de la dialéctica. En la
universidad escolástica medieval, aristotélica, la disputa ejerció un rol
central en la metodología educativa. Y en el ámbito del idealismo alemán Kant pone
la dialéctica en el centro de la discusión a través de las antinomias, base
para que Hegel establezca la doctrina sobre la tesis, antítesis, y síntesis.
Además de estos modelos lógicos habría
otros de lógica matemáticas como la teoría de conjuntos, que a su vez guarda
estrecha relaciones con la lógica inductiva, deductiva, o dialéctica, dado que
finalmente todos terminan generando lógicas de conjuntos. Ya sea en la
deductiva la formación de conjuntos concretos sobre una cualidad abstracta
general común a una colección de elementos. En la lógica inductiva la formación
de categorías generales a partir de conjuntos de datos. O en lógica dialéctica
el establecimiento de conjuntos basados en nociones abstractas generales con
relaciones de identidad y contradicción entre ellas. Por ejemplo en dialéctica
marxista el concepto de clases sociales, establecimiento de grandes conjuntos
sociales sobre cualidades diferenciales opuestas entre sí.
Si en cualquier modelo de lógica, se
produce un error en la formación de la proposición, la proposición dejará de
ser cierta para ser falsa, o al menos no es todo cierta y en algún grado sería
falsa, siempre y cuando un número suficiente de elementos de la oración que
componen la proposición sean falsos o erróneos.
Si en lógica deductiva para la
formación de la conclusión ha habido un error en el proceso lógico de lo
general a lo particular, o si en lógica inductiva hay un error en la
identificación del aspecto común entre todos los elementos concretos, o en
lógica dialéctica hay un error en la identificación de las relaciones de
identidad y oposición entre conceptos, o en teoría de conjuntos un problema en
la definición u operación entre conjuntos, entonces la proposición lógica será
falsa o falsa en algún grado. Ya sea en
lógica deductiva porque lo concreto no participa de lo general o lo
particular, en lógica inductiva el aspecto supuestamente común entre los
elementos concretos no lo es, en lógica dialéctica realmente no se dan dichas
relaciones de identidad y oposición entre categorías, en teoría de conjuntos por
cuanto la definición de sus elementos es incorrecta o las operaciones para la
elaboración del conjunto o las operaciones entre subconjuntos o del conjunto
con otros conjuntos, no están bien hechas.
De este modo, los motivos por los
cuales una proposición no es verdadera pueden ser por cuanto, o bien son
producto de ilusiones sensoriales, ya sea la percepción humana o artificial,
los datos obtenidos no son adecuados, ya sea por problemas en las escalas o
aparatos de medición y recogida de datos o problemas en los mecanismos de
selección de datos, o por problemas en el proceso lógico de formación de la
proposición. Ya sea por cualquiera de estas razones, en caso que en la
formación de una proposición se produjera un error, la proposición dejaría de
ser automáticamente verdadera, o al menos cien por cien verdadera.
En la medida que en una proposición se
puede dar el caso que no sea absolutamente verdad, a menudo se puede atribuir
porcentajes de certeza a una proposición. Aunque, evidentemente, este tipo de
operaciones lógicas de atribución de un porcentaje de certeza implica un
profundo debate filosófico sobre la naturaleza de la verdad misma ¿Qué es la
verdad? En este sentido se pueden clasificar dos grandes corrientes de
pensamiento, los que afirman categóricamente la existencia de la verdad absoluta sea o no cognoscible, y los que
rechazan la existencia de verdades absolutas y en todo caso serían parciales o
relativas.
A lo largo de la historia de la
filosofía se puede dilucidar un profundo debate sobre la existencia o no de lo
que se ha venido a llamar la verdad absoluta. Mientras desde posiciones
idealistas-racionalistas, de Platón a Hegel, pasando por Descartes y Kant, se
ha defendido siempre la existencia de una verdad absoluta, desde otras
posiciones empiristas se ha tendido más bien al cuestionamiento de la verdad
absoluta, vease Hume, o las actuales corrientes postmodernas.
Dentro de las corrientes que afirman
la existencia de la verdad absoluta habría dos subcorrientes, los que afirman
que no sólo existe la verdad absoluta sino que además es cognoscible, ya sea
para Descartes por medio de la razón, o para Hegel por medio de la dialéctica.
Frente aquellas otras corrientes que afirmando la existencia de la verdad
absoluta estiman que no es cognoscible, véase por ejemplo Kant, por cuanto
aunque dispongamos de la razón, o la posibilidad del conocimiento de las ideas,
estamos limitados por nuestra naturaleza física y fenoménica: sólo conocemos
fenómenos, sólo conocemos apariencias, si el conocimiento absoluto de algo
implica el conocimiento de su noúmeno entonces este tipo de conocimiento no
está diponible para la naturaleza humana.
Dentro de las corrientes que rechazan
la posibilidad de una vedad absoluta habría dos subcorrientes. Los que rechazan
la existencia de la verdad absoluta por cuanto afirman que sólo existen
verdades parciales sobre fenómenos concretos, los hechos, propio del empirismo,
Hume, Betrand Russell, entre otros. Y de otro lado aquellos que rechazan la
existencia de una verdad absoluta por cuanto cuestionan o problematizan el
propio concepto de verdad mismo, por ejemplo los postmodernos, frente al
universalismo de cualquier tipo de verdad proponen un relativismo radical,
cualquier verdad es relativa a un grupo social en un periodo histórico, luego
cualquier afirmación de verdad estaría limitada a su marco socio-histórico.
En la teoría de Probabilidad Imposible
se afirma en todo momento que sí existe la verdad absoluta, cuya principal
cualidad es ser una verdad pura, independiente de cualquier elemento
fisiológico o subjetivo, ideológico o político, pero por esa misma razón, por
cuanto está fuera del alcance de la comprensión humana ( de naturaleza fisiológica,
subjetiva, ideológica, política), la verdad pura en sí misma en su forma
absoluta es incognoscible para nuestra actual condición y naturaleza, que sólo
puede aspirar a una progresión en el conocimiento de la verdad misma, a través
de verdades universales pero parciales, luego llegado el momento de la verdad
necesariamente falsas, o dicho de otro modo, en nuestro progreso a la verdad
sólo conocemos falsedades aunque de momento aceptadas provisionalmente
verdaderas sobre el universo, siendo verdades provisionales para cuya
demostración de falsedad se necesitan de cada vez medios más sofisticados . Motivo
por el cual el conocimiento de la verdad nos lleva a un profundo nihilismo lógico, por cuanto, a medida que progresamos a la verdad pura descubrimos que
todo nuestro conocimiento anterior es falso. En realidad nunca conocemos nada,
salvo muestras de todo, o nuestra propia ignorancia.
La diferencia entre el pensamiento
clásico sobre la no posibilidad de conocimiento de la verdad absoluta frente al
pensamiento moderno positivo de Probabilidad Imposible, es que mientras para el
pensamiento clásico la afirmación del conocimiento absoluto llevaba a una
aproximación dialéctica al conocimiento de la verdad, cuya propedéutica son las
matemáticas, para el racionalismo moderno la dialéctica sobre categorías en sí
mismas incognoscibles, noúmenos, sólo nos puede llevar a error, dado que en la
práctica no las conocemos, luego el único medio positivo de aproximarnos a los
fenómenos es estableciendo márgenes de fiabilidad positivos en la formación de
nuestras ideas sobre el universo, de modo que a mayor fiabilidad, inversamente
reducimos los márgenes de error, nos aproximamos a la verdad, si bien nunca es
una verdad realmente pura, si acaso verdades parciales, es decir, proposiciones
universales provisionales.
Por esta razón, en Introducción a la Probabilidad Imposible, estadística de la probabilidad o probabilidad estadística, la crítica racional de las ideas es un contraste de hipótesis, siendo
la hipótesis una proposición formalmente establecida sobre una oración con
visos de verdad, y siendo todo contraste el que hay entre la idea encerrada en
la proposición y la realidad extraída de lo que sucede, contraste que se somete
al juicio moral la razón crítica.
En este sentido, la premisa de la
existencia de una verdad pura con carácter absoluto, es decir, universal, pero
incognoscible para la actual naturaleza de la condición humana, vincula a la
teoría de Probabilidad Imposible a aquellas filosofías idealistas y
racionalistas que afirman la existencia de este tipo de verdad, pero limitada
para el ser humano, lo que obliga a un permanente cuestionamiento y puesta en
duda de nuestro conocimiento, por cuanto nunca llegamos a un conocimiento
exacto de la verdad misma. Filosofías cuyo origen se remonta a la antigüedad
clásica y tienen en el platonismo un primer referente, en el cual se establece
un fuerte vínculo entre conocimiento y moral, por cuanto ya en Platón hay una
clara relación no ambigüa entre lo bueno y lo verdadera, bondad y verdad, por
cuanto el conocimiento de la verdad implica una predisposición ética: la verdad
moral. La atribución moral al conocimiento se explica por cuanto no hay nada
más moral que la afirmación de la verdad misma, en tanto lo verdaderamente
inmoral es la mentira.
En la identidad dialéctica entre
bondad y verdad, y la oposición dialéctica entre falsedad y mentira, se
establece una serie de deducciones y relaciones dialécticas sobre las cuales el
verdadero objetivo del conocimiento es el conocimiento de la verdad misma, la
verdad pura, y en esa predisposición del conocimiento de la verdad por sí misma
donde nace el verdadero código deontológico del investigador científico y el
filósofo, el verdadero conocimiento de la verdad sin más, la verdad desnuda sin
embellecedores ni encubrimientos.
Pero en el momento que se cifra la
identidad entre verdad y bondad, donde lo moral es la afirmación de la verdad,
simultáneamente se afirma que nunca llegamos al conocimiento de la verdad
absoluta, por cuanto sólo alcanzamos el conocimiento de verdades provisionales,
luego parciales, entonces el ser humano nunca puede llegar al verdadero
conocimiento moral de la realidad, luego desconocemos el verdadero
comportamiento moral del cosmos, el universo, sólo llegamos a un conocimiento
parcial, posible falso, de lo verdaderamente moral.
Luego la verdad moral se vuelve
política. En el momento que el ser humano desconoce por absoluto la verdadera
verdad moral, la moral se vuelve en terreno abonado para la subjetividad y los
intereses particulares, de donde emergen ideologías personales y personalistas,
y en el momento que la definición ideológica de moral se comparte en el foro
público se convierte automáticamente en política. Y en función de la política
consensuada en materia científica en el foro el establecimiento de la política
científica de la comunidad.
Ese foro público pueden ser desde los departamentos
universitarios donde profesores y alumnos acuerdan proyectos de investigación.
Foros empresariales donde se negocian nuevos proyectos de investigación más
desarrollo. Los foros nacionales donde se decide la agenda científica nacional,
ya sea en asambleas o parlamentos nacionales. A los foros de la globalización en donde se determinan los
proyectos de investigación de las grandes agencias supranacionales,
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacionales…
Y en función de la política científica
la determinación de la ideología política de los planes y proyectos de
investigación, de los que depende los modelos de investigación y contraste de
hipótesis, de las que se elaborarán proposiciones de las que emergerá una
definición política de la verdad.
La verdad, aspecto central de la
filosofía y la investigación científica, si bien existe, termina siendo
escenario de un debate, donde interactúan desde escuelas filosóficas, a un
debate social, donde la verdad se vuelve en una variable socio-histórica, nunca
es constante, siendo una variable de naturaleza ideológica y política, donde en
función del grado de aproximación de la verdad política a la verdad moral dependerá
el grado de isomorfismo entre nuestras proposiciones y la realidad misma. Un
debate donde la verdadera moral del investigador o filósofo realmente
comprometido con la verdad moral, será la permanente búsqueda a la mayor
aproximación a la verdad pura.
Revisado 26 de Julio de 2019, Madrid