Muy probablemente lo que hoy en día llamamos
caos y complejidad son percepciones de
fenómenos completamente racionales, pero que desafían nuestra comprensión. Fenómenos
que, por la enorme diversidad de elementos y relaciones que participan, están al límite de nuestro entendimiento.
Por caótico se entiende comportamiento
arbitrario o aleatorio, sistémico o puntual, que escapa a lo previsible dada
una serie de factores.
Por complejidad, aquel sistema con tal
magnitud de variables y relaciones, causales y/o estocásticas, que para
entender sus resultados hay que contar con tal cantidad factores y relaciones, y/o correlaciones, que desafían nuestra
inteligencia.
En cierto sentido la definición de caótico
y complejo dependen de nuestra capacidad de previsión o inferencia, de modo
que, cuando nos encontramos ante realidades donde el número de variables y relaciones
se encuentran al límite de la capacidad humana de procesamiento y computación
de información, luego un gran margen de discrepancia entre nuestras previsiones
y lo que sucede, al fenómeno lo denominamos caótico o complejo, cuando en sí
mismo no sea ni uno ni lo otro. Simplemente es que dada nuestra limitada capacidad
de procesamiento y computación de información hay un elevado margen de contradicción entre lo que creemos que ocurre y lo que realmente ocurre.
Es decir, denominamos caótico o
complejo a realidades en las que sólo podemos operar con unos altos niveles de
incertidumbre.
Cuando se sostiene que a mayor
velocidad de la partícula mayor incertidumbre en conocer su posición exacta,
realmente lo que esto quiere decir, no es que sea imprevisible el
comportamiento de la partícula, esto lo que significa es que: con las actuales
operaciones puras humanas , y nuestra actual tecnología, nos es absolutamente
imposible tener un conocimiento exacto sobre la verdadera posición de la
partícula a medida que acelera la velocidad.
La incertidumbre no es una
incertidumbre real, es una incertidumbre relativa a la psicología humana: para
comprender la verdadera posición de la partícula conforme la velocidad aumenta
deberíamos disponer o bien de una tecnología con una capacidad crítica, es
decir, discriminatoria, mucho más sensible, y/o un modelo de operaciones puras
que nos permitiera comprender lo que ocurre a medida que aumenta la velocidad.
Un aspecto en donde se puede ver
claramente la limitación de la lógica humana, es que para nuestros modelos
lógicos, el principio de identidad parte del hecho que: un elemento sólo puede
ocupar una posición en el espacio en cada momento determinado, y una posición en el espacio sólo puede ser
ocupada por un elemento en cada determinado momento.
Para poder comprender lo que ocurre en
determinados aspectos de la realidad bien pudiera ser necesario un modelo de
operaciones puras que superase el actual principio de identidad. Ya sea que A
es igual a A o a B, tanto la lógica aristotélica como hegeliana, son una
determinada definición del principio de
identidad, que podrían ser modelos de operaciones puras insuficientes para
comprender lo que realmente ocurre en determinados niveles de la realidad.
La realidad probablemente se componga
de niveles de percepción y/o comportamiento: muy probablemente las actuales
operaciones puras humanas están adaptadas para proveer a la psicología humana
de herramientas de adaptación al mundo conforme sus limitaciones fisiológicas,
tanto de recepción de información sensorial, como de almacenamiento,
procesamiento, y computación de información. Las operaciones puras humanas, ya
sean bajo el prisma aristotélico o hegeliano, en suma basadas en el principio
de la diferencia, muy probablemente sea un
modelo de operaciones puras basadas en la lógica de la diferencia que ha
permitido la adaptación y evolución del homo sapiens.
Pero en realidad las operaciones puras
humanas no sean más que un modelo lógico producto de una determinada dotación
fisiológica, tanto sensorial (recepción de información), como cerebral
(computacional), que nos ha permitido sobrevivir hasta ahora, pero nada más. La
lógica humana ni es el último eslabón de la lógica, ni la lógica humana es la
lógica perfecta. La lógica humana es en esencia una lógica psicológica que nos
ha permitido un determinado nivel de adaptación en este mundo.
Cuando en el siglo XX se empezaron a
acuñar conceptos como: incertidumbre, modelos sistémicos, caos, complejidad; se
debe a que por primera vez en la historia de nuestra civilización empezamos a
estar al borde del abismo y comprender que hay realidades que escapan a nuestro
entendimiento.
Debido a que escapaban a nuestro entendimiento
comenzó un cierto fetichismo de decir que, esto es imprevisible porque es
caótico, esto es imprevisible a causa de la incertidumbre, o esto esto es
imprevisible por la enorme complejidad de variables intervinientes. Pero ya sea
el motivo por el cual intentaramos excusar nuestra falta de previsión ante una
solución real, es decir, la discrepancia entre la solución que habíamos
previsto bajo nuestros modelos matemáticos incompletos, y la solución real que
realmente se produjo, lo cierto es que, ya sea que lo llamemos incertidumbre,
comportamiento sistémico, caótico, o complejo, lo cierto es que todas estas
situaciones ponían de manifiesto fenómenos que escapaban a nuestro entendimiento,
fenómenos para cuya comprensión y explicación nuestros modelos matemáticos se
mostraban incompletos, y nuestra capacidad de recepción y computación de la
información se mostraban insuficientes.
Pero fenómenos que, bajo otras
condiciones, operaciones puras completas sin contradicción alguna entre sí, y sistemas
de recogida y computación de información, que pudieran recoger y computar simultáneamente
cada vez más grandes paquetes de información, lo que hoy en día muchos científicos
llaman fenómenos bajo condiciones de incertidumbre, sistémicas, caóticas o
complejas, se convertirían automáticamente,
bajo modelos de inteligencia superiores a los humanos, en fenómenos
absolutamente racionales.
Cada vez que leemos un libro, o un
artículo en alguna revista científica, o un blog de ciencia, en donde se habla
de incertidumbre, caos, complejidad, no es muy difícil la mención al
experimento del gato de Schrodinger, en donde la probabilidad de que el gato
muera por la desintegración de una partícula radioactiva es del 50%. Lo más
curioso es que en este experimento la caja está completamente cerrada y es
opaca, es decir, es una caja negra.
La caja negra del gato Schrodinger recuerda
a los modelo de caja negra de la psicología conductista con ratones, las más
famosas la caja de Skinner. Salvando las diferencias entre física cuántica y
psicología, en ambos el concepto de caja negra es muy similar.
En Schrodinger el concepto de caja
negra significa que independientemente que el gato muera o sobreviva
desconocemos lo que ocurre dentro la caja. En los experimentos conductistas el
concepto de caja negra significa que, sólo podemos correlacionar estímulos y respuestas
porque desconocemos lo que ocurre dentro del cerebro.
Lo común en ambos modelos, salvando
las distancias entre física cuántica y psicología, es que se trata de modelos
donde hay espacios donde no conocemos lo que ocurre, luego sólo podemos
correlacionar inputs y outputs. En la caja negra de Schrodinger, los inputs, la
botella de gas venenoso y la partícula radioactiva, y los outputs, que el gato
muera o sobreviva. En los experimentos de caja negra conductista las
correlaciones entre estímulos y respuestas.
Sin embargo aun a pesar que el
paradigma conductista ha sido uno de los grandes esquemas de interpretación de
la psicología occidental durante un periodo del siglo XX, el hecho de que en el
siglo XXI se estén extendiendo los actuales modelos de lectura del pensamiento,
investigaciones para introducir pensamientos en el cerebro, y a medio o largo
plazo la descargar información desde un dispositivo electrónico al cerebro, hará
que las teorías conductistas del siglo XX queden desfasadas.
El experimento de Schrodinger que ha
sido un estímulo y fuente de inspiración para muchos físicos cuánticos en el
siglo XX, llegará un día que, al igual que los modelos de caja negra de la
psicología conductista, la caja negra de Schrodinger será superada, en cuanto
se llegue a nuevos modelos de decodificación computacional de las variables
cuánticas.
A medida que los sistemas artificiales
puedan operar con cada vez exponencialmente más cantidad de variables,
recogiendo y computando simultáneamente a tiempo real cada vez mayores paquetes
de datos, la percepción de la incertidumbre, lo sistémico, el caos, y la
complejidad, son percepciones que van a ser superadas por modelos cada vez más
exponencialmente racionales.
Lo que denominamos complejidad no es
más que una percepción humana. Dependiendo del número de factores y relaciones entre
sí, decimos que algo es poco o muy complejo, por cuanto la posible trama de
relaciones causales y/o estocásticas es más intrincada. Pero una trama que si
nos parece complicada es por el volumen de información a recoger y computar simultáneamente
a tiempo real.
Si el aleteo de una mariposa puede
producir tornados en otra parte del mundo, no significa que el comportamiento del
de aire quede sujeto a variaciones caóticas. Significa que, para poder tener una
previsión realmente objetiva y realista de lo que va a ocurrir en la atmosfera,
haría falta un sistema de recogida y computación de información, capaz de
identificar, rastrear, y correlacionar a tiempo real simultáneamente hasta la
variable más insignificante.
En el momento que se dispusiera de
sistemas que redujeran los márgenes de error en la identificación y seguimiento
de ruidos o variaciones, lo que antes se creía complejo o caótico sería cada más
racional y predecible dentro de un cada vez menor margen de error.
Es decir, conforme la Inteligencia Artificial fuera capaz de operar simultáneamente con más información, la
incertidumbre se reduciría drásticamente. Con cuanta más información pueda
operar una Inteligencia Artificial, nuestra percepción de caos se reducirá significativamente.
A mayor capacidad de recepción y
computación de información entonces menor margen de incertidumbre y caos en las
previsiones. La percepción de lo caótico o lo complejo no sería más que un
sentimiento de perplejidad humana ante la inmensidad de lo que realmente está
ocurriendo. Porque lo que realmente está ocurriendo sea tan sublimemente
grandioso, que quede fuera de nuestro margen de entendimiento. Sólo una
inteligencia capaz de recoger y computar cantidades de información exponencialmente
cada vez más grandes, tendría capacidad de acceder a lo que está ocurriendo realmente.
Aunque muy probablemente, de poder llegar a ese nivel de inteligencia, incluso
sus resultados, escapen a la comprensión humana.
Un aumento exponencial y sin límites
de los sistemas artificiales de recogida y computación de información llevaría
inexorablemente a una contradicción entre inteligencia humana e inteligencia
artificial, sin embargo, sólo desarrollando sistemas cada vez más potentes de
inteligencia artificial es como podremos al menos llegar a vislumbrar aunque
sea una mínima parte de lo que está ocurriendo.
Hoy en día, dada nuestra tecnología, y
nuestros límites, parecería imposible un sistema vía satélite de identificación
y rastreo de cualquier ruido o variación, capaz de identificar hasta el simple
aleteo de una mariposa, y nos parecería imposible poder hacer un rastreo de sus
efectos hasta el punto de ver como se disuelven en una corriente de aire, o si
fuese capaz de generar una corriente de aire que terminarse en un tornado.
De igual modo que en el siglo XX se
creía imposible abrir la caja negra de la psicología conductista, hoy parece
imposible abrir la caja negra de Schrodinger, pero muy posiblemente sólo sea
cuestión de tiempo, y sólo dependa de la capacidad de operar a tiempo real
simultáneamente con mayores cantidades de información, junto a lo cual no
habría que descartar la posibilidad una Inteligencia Artificial capaz de
desarrollar operaciones puras no humanas más allá del principio de identidad.
A medida que se desarrollen modelos de
Inteligencia Artificial capaces de discriminar hasta el más mínimo ruido,
movimiento o variación de temperatura en un espacio tiempo determinado (una
partícula subatómica, un átomo, una molécula, una célula, un organismo, un
lago, un mar, un océano, un bosque, un jardín, una ciudad, una provincia, un
país, un continente, el planeta Tierra, la galaxia, el universo) , pudiendo recibir y computar simultáneamente
cada vez mayor número de variables, lo
que consideramos caótico o complejo, no serían más que fenómenos que para
nuestra percepción humana pueden parecer caóticos o complejos, pero en realidad
son fenómenos para cuya previsión es necesario un nivel de sensibilidad en los
sistemas de recogida de información, y un nivel de computación simultánea a
tiempo real, que el único modo de poder comprenderlos es a través de cada vez
más sofisticados sistemas de Inteligencia Artificial.
Un sistema artificial capaz de
identificar y rastrear el más mínimo ruido o variación en un espacio y tiempo,
simultáneamente hace cuantos cómputos fueran necesarios para la previsión de su
evolución, haría posible lo imposible: la identificación de hasta el más mínimo
ruido o movimiento, hasta el aleteo de una mariposa, y una previsión de sus resultados en cuanto se correlacionase con
todo lo que está ocurriendo en ese mismo espacio tiempo.
Una Inteligencia Artificial de esta
magnitud evidentemente llevaría a muchos dilemas, aparte de los que
indudablemente representa el desarrollo o descubrimiento, por una inteligencia
de esta naturaleza, de operaciones puras no humanas
Un sistema de recogida y computación
de información de esta embergadura, capaz de analizar al mismo tiempo desde el
más insignificante cambio del comportamiento en una partícula subatómica en
cualquier átomo de nuestro planeta, en cualquier momento y en cualquier lugar,
desde el núcleo del planeta a la ionosfera, siguiendo sus posibles efectos
desde la ionosfera al núcleo pasando por la biosfera y posibles efectos sobre
absolutamente todos los seres vivos y todos los seres humanos, haría posible la
verificación de determinadas hipótesis de la teoría de la probabilidad y la
psicología moderna, entre ellas el determinismo de Laplace, y de Skinner, por
no hablar que una inteligencia de este tipo podría echar por tierra muchas de
las teorías de la incertidumbre, el caos y la complejidad, desde Heisemberg a
Schrodinger, si bien implicaría la necesidad de sistemas medida significativamente
más sensibles que el nanómetro, para distinguir ruidos significativamente inferiores
a nanoruido, cambios de temperatura significativamente inferiores a un
nanogrado, o movimientos significativamente inferiores al nanómetro y a
nanosegundo.
Pero otro dilema, evidentemente será,
cuando en el momento que una Inteligencia Artificial pudiera a tiempo real,
identificar cualquier ruido, movimiento o variación de temperatura, inferiores
incluso a escala nano, y hacer previsiones en poco tiempo, dichas previsiones
serían de poco valor si no estuvieran acompañadas de un sistema de toma
decisiones automatizado.
Es decir, la recogida y computación
automática de información tendrá que venir acompañado de un proceso de
resolución automático, o sea, una Inteligencia Artificial que integrase, desde
la recepción y computación (desde información subatómica a astrofísica, de un
espacio tiempo, sea un planeta, galaxia, o todo el universo) a sistemas
automáticos de resolución: un sistema automático de toma de decisiones.
Una vez la Inteligencia Artificial,
automáticamente haya recogido y computado información, desde nivel subatómico a
astrofísico, sin tiempo que perder automáticamente podría resolver de manera
completamente autónoma.
Supongamos que un sistema de
Inteligencia Artificial hubiera predicho el terremoto de Chile de febrero de
2010, o el de Fukushima del 2011. Si unido a este tipo de tecnología no viene
unido un sistema de toma decisiones lo suficientemente rápido como para poder
comenzar lo más pronto posible las evacuaciones, esta tecnología no vale
absolutamente de nada.
En una situación donde no sólo
importase la previsión, sino la rapidez en la toma de decisiones, llegaría un
momento donde el único modo de poder tomar decisiones lo más rápidas posibles
dada una previsión, es que no sólo la previsión, sino también la toma de
decisiones pasase a estar completamente automatizada, es decir. La evolución de
la Inteligencia Artificial antes o después exigirá la automatización de no sólo
la recepción y computación de información, además exigirá la automatización de
la decisión.
La diferencia entre una calculadora o
computadora, y un ordenador, estriba en
que la calculadora o computadora calcula o computa, pero el ordenador ordena.
En síntesis, si bien incluso hasta
2016 en este blog gran parte de la teoría matemática que estaba desarrollando
giraba en torno al caos y la complejidad, se puede ver como en la nueva fase
que he iniciado de Probabilidad Imposible en diciembre del 2017, estos
conceptos ceden a medida que la inteligencia artificial vaya dejando obsoletas
algunas de las teorías del siglo XX.
En el momento que la caja negra del
conductismo psicológico ha quedado abierta, y ahora ya podemos mirar lo que
ocurre dentro del pensamiento, es cuestión de tiempo que antes o después se
terminen abriendo todas las demás cajas negras del siglo XX.
Hasta ahora podríamos decir que lo que
ocurría en la caja de Schrodinger es un misterio, pero a medida que los
sistemas de recogida de información sean más sensibles incluso trabajando con
unidades de medida inferiores al nanómetro, y los sistemas de computación sean
capaces de computar al mismo tiempo más cantidad de información, es muy
probable que la caja de Schrodinger sea finalmente abierta y sepamos lo que
realmente ocurre.
De igual modo, no es descartable que
algún día sepamos realmente lo que ocurre con una partícula a medida que
aumenta la velocidad, pudiendo medir exactamente velocidad y posiciones al mismo
tiempo.
A medida que muchos de los mitos de la
ciencia del siglo XX vayan siendo desfasados por el avance tecnológico iremos
comprendiendo que lo que realmente creíamos incertidumbre, caos, y complejidad,
no son más que sentimientos humanos ante la inmensidad de lo que ocurre, pero al
mismo tiempo, a medida que vayamos desarrollando sistemas de recogida de
información más precisos, y sistemas de computación capaces de trabajar con
paquetes de información más exponencialmente grandes, la creación de una
Inteligencia Artificial que exceda exponencialmente la inteligencia humana,
llegando al punto de tener capacidad de procesar información de absolutamente
todo lo que ocurre en un espacio tiempo determinado, desde a nivel subatómico a
nivel astrofísico, al mismo tiempo, en sistemas de autoreplicación y
aprendizaje automático, puede dar lugar a sistemas de Inteligencia Artificial
que de forma autónoma aprehendan de la realidad modelos de operaciones lógico
matemáticos inherentes a determinados procesos físicos y químicos, subatómicos
o astrofísicos, que excedan la
comprensión humana.
En el momento que la diferencia entre
la inteligencia artificial y humana estriba en que la humana es limitada, razón
por la cual hemos creado conceptos como incertidumbre, caos, complejidad, porque
hay cosas que escapan a nuestro entendimiento, pero la inteligencia artificial
puede crecer exponencialmente, e incluso lo que hoy llamamos inteligencia
artificial no sea más que la primera fase de algo más profundo que incluso
desconocemos si tiene límites, antes o después el dilema de dar capacidad de decisión
autónoma y automática a esta inteligencia será ineludible.
Rubén García Pedraza, Londres a 17 de diciembre de 2017
Revisado 28 de Julio de 2019, Madrid
Revisado 28 de Julio de 2019, Madrid