Si se estudian detenidamente, desde un enfoque histórico, los debates y discusiones filosóficas suscitados a lo largo de la historia sobre la cuestión de la naturaleza neutra o ideológica y política de la ciencia, siempre ha habido dos posturas eternamente enfrentadas, al estilo de las antinomias kantianas, en tanto que, se puede distinguir claramente dos tesis opuestas acerca de la misma cuestión, y ambas por igual siendo opuestas al mismo tiempo contradictorias y válidas en función de su modelo científico y en relación a la serie lógica de argumentos que las sustentan.
La difícil cuestión de la naturaleza neutra o ideológico política de la ciencia especialmente desde principios de la modernidad, por su oposición frontal siempre han resaltado dos tendencias filosóficas definitivamente contrapuestas y aparentemente irreconciliables, aquellas que defienden la neutralidad de la ciencia por encima de cualquier valoración subjetiva, frente aquellas filosofías que defienden la realidad netamente política e ideológica de la ciencia.
Los modelos, dentro de la filosofía de la ciencia, basados en la neutralidad de la ciencia, aducen una serie lógica de razones, claramente relacionadas entre sí, y que desde la perspectiva de la serie lógica de premisas sobre las que llegan a las conclusiones, son completamente válidas. Dado que moralmente la ciencia, en tanto que fundamenta sus resultados sobre investigaciones objetivas, debe estar por encima de los debates políticos e ideológicos, de carácter subjetivo, las verdades de la ciencia deben prevalecer por encima de cualquier tipo de valoración u opinión subjetiva, de carácter político o ideológico, razón por la cual la ciencia debe velar por su independencia respecto a cualquier influencia ideológica política, y esta supremacía moral de la ciencia frente la moral política o ideológica, se debe a la superioridad moral de las proposiciones científicas, por encima de las ideologías, por cuanto la ciencia es siempre más objetiva, mientras que las valoraciones políticas o ideológicas quedan exentas de fundamento científico al quedar sumidas en la subjetividad pura, la opinión política sin más, luego supuestamente la ciencia debe estar libre de cualquier sesgo político o ideológico, luego la verdad científica por ser neutra es supuestamente más justa a la realidad que las simples opiniones políticas o ideológicas, a fuerza que las afirmaciones de la ciencia, fundadas en la objetividad y el rigor científico, debe quedar fuera de toda sospecha ideológica o política, la ciencia debe quedar fuera de toda posible manipulación o interpretación política o ideológica, lo cual implica una ciencia pura, una ciencia neutra. La superioridad moral de la ciencia por encima de cualquier interpretación subjetiva política o ideológica se debe a que la moral científica es una moral pura fuera de todo interés partidista, político o idológico, o subjetivo. La superioridad moral de la ciencia se debe a que la ciencia sólo tiene por objeto la verdad pura, siendo la pureza de la verdad la única garantía para llegar verdaderamente a una moral pura.
Frente aquellos modelos filosóficos que defienden una ciencia neutra y pura independiente de toda valoración política o ideológica subjetiva, por el contrario se posicionan aquellos modelos filosóficos que defienden la naturaleza absolutamente política o ideológica de la ciencia, y es que por definición toda ciencia es política.
Los modelos filosóficos que han defendido, a lo largo de la historia de la filosofía, una ciencia fuera de toda connotación o manipulación política o ideológica, una ciencia neutra y pura, han sido los modelos: empiristas o materialistas, racionalista y racionalistas críticos, positivistas o neopositivistas, que partían de la utopía científica de una posible verdad pura, fundada en una pureza moral científica por encima de la subjetividad ideológico política, la neutralidad científica en tanto que única garantía de pureza moral de las afirmaciones de la ciencia.
Esta pureza moral de la ciencia, la moral pura que avala la ciencia pura, queda fundada al demostrar todas las proposiciones científicas sobre colecciones de datos, hechos o pruebas científicas que demuestran que, las hipótesis defendidas de la ciencia, fuera de toda influencia o manipulación político ideológica, son una verdad por sí misma.
Frente a la supuesta pureza moral, sin mácula, de las teorías que defienden la neutralidad de la ciencia fuera de toda sospecha ideológica o política, se encuentran las tesis filosóficas que defienden que toda ciencia es política. Si bien a lo largo de la historia han podido haber filósofos, especialmente desde el idealismo, que han cuestionado la independencia política o ideológica de la ciencia, por cuanto en definitiva depende de las ideas humanas, no exentas absolutamente de valores subjetivos, la escuela filosófica que a partir del siglo XIX será más crítica en este sentido, y que de hecho tendrá sus antecedentes más inmediatos en el idealismo alemán, será el materialismo dialéctico de Marx y Engels, que tomando de referente la dialéctica de Hegel, en donde filosofía y política llegan a identificarse, especialmente en la sobrevaloración política e ideal del modelo político alemán, en donde idealismo político e idealismo científico en Hegel son una y misma cosa, la defensa de los ideales desde la filosofía y la ciencia, a partir que las ideas de Hegel serán adaptadas al materialismo, la nueva escuela materialista moderna que inician Marx y Engels podrá de relevancia que todo discurso científico encierra un discurso político o ideológico.
El materialismo dialéctico será profundamente desarrollado durante el siglo XX, especialmente hay que mencionar las aportaciones del Instituto de Investigaciones Sociales, más conocido por la Escuela de Frankfurt, que defendían una teoría crítica social, en donde ponían de relevancia muchas de las influencias políticas o ideológicas de la ciencia, una corriente de pensamiento en la filosofía contemporánea que todavía hoy mantienen viva importantes filósofos, quizás hoy en día el más conocido Habermas, que mantiene las tesis de la filosofía crítica social, y que tiene una gran influencia en toda la literatura científica.
Hoy en día, dentro de las ciencias, siguen existiendo importantes defensores de un ideal de ciencia neutra fuera de toda ideología o política, al mismo tiempo que las consideraciones políticas o ideológicas acerca de la ciencia también tiene numerosos seguidores.
De hecho no hay más que abrir los libros contemporáneos en cualquier ciencia particular para descubrir como surgen infinidad de escuelas científicas, en donde sus posturas acerca del rol político o ideológico de la ciencia varían de unas a otras, si bien, los paradigmas fundamentales se mantienen vigentes. Mientras la teoría postmoderna anuncia la llegada de una nueva época en donde el positivismo, el racionalismo y el materialismo, ha quedado olvidados, lo cierto es que, muy al contrario de las tesis defendidas por los postmodernos, todavía hoy en día numerosos científicos de gran prestigio y relevancia en las ciencias, actualmente, se siguen definiendo positivistas o racionalistas, sin ir más lejos, por ejemplo Stephen Hawking, recientemente galardonado por sus aportaciones al descubrimiento de la particula de Higgs, en numerosas publicaciones se ha autodefinido positivista.
Si bien en otras entradas se ha explicado más detenidamente la forma en que en Probabilidad Imposible se produce la síntesis entre este tipo de escuelas filosóficas, que siendo claramente contradictorias entre ellas, en Probabilidad Imposible se llega a una síntesis, hay que decir que, en resumen, la síntesis a la que llega la Probabilidad Imposible se debe a la misma estructura de la dialéctica hegeliana, según la cual los opuestos son idénticos, pero matizando en Probabilidad Imposible, que la identidad de los opuestos será dentro de la aceptación de un margen de error en las proposiciones, una razón crítica, dentro de la cual posiblemente las hipótesis aceptadas racionalmente serán rechazadas, en un tiempo suficiente o infinito de invalidación empírica de las hipótesis aceptadas racionales.
En Probabilidad Imposible la forma en que se llega a esta síntesis en relación a la política científica se debe a que toda las ciencias empíricas, naturales o sociales, al igual que el positivismo ha defendido tradicionalmente, deben ser objeto de estudiarse mediante el mismo método científico, el método hipotético deductivo, y en este sentido Probabilidad Imposible es una teoría de claras influencias positivistas, en tanto que, la distinción tradicional entre ciencias sociales y naturales queda anticuada, y debe ser superada por una distinción más de tipo kantiana o racionalmente crítica.
La distinción tradicional entre ciencias sociales y naturales es una distinción que no es la más adecuada, por cuanto todas las ciencias naturales o sociales son ciencias empíricas y deben ser estudiadas mediante el mismo método científico, el método hipotético deductivo, la verdadera distinción debe ser realizada entre las ciencias sintéticas, que engloban a las ciencias sociales y naturales, y las ciencias analíticas, y dentro de las ciencias analíticas quedan englobadas la lógica, las matemáticas, y las filologías o lingüísticas.
A partir de la superación de la distinción entre ciencias sociales y naturales, al quedar ambos modelos de ciencias asumidas en el conjunto de las ciencias empíricas, y todas ellas igualmente objeto del método científico, hipotético deductivo, la verdadera distinción queda sujeta a la diferenciación entre ciencias empíricas, que son las ciencias sintéticas, y las ciencias analíticas, que engloban el estudio de la lógica y los lenguajes, el lenguaje matemático de la ciencia y el estudio del lenguaje de las lenguas habladas y escritas.
De esta forma en Probabilidad Imposible se llega a la misma conclusión que el positivismo, la superación de la contradicción entre ciencias sociales y naturales, por cuanto ambas ciencias deben estudiarse mediante el mismo método científico, hipotético deductivo, al mismo tiempo que en Probabilidad Imposible se propone una distinción racionalmente crítica, más de tipo kantiana, de las ciencias, dividiéndolas en ciencias sintéticas y las ciencias analíticas, siendo las ciencias sintéticas las ciencias empíricas, y las ciencias analíticas la lógica y los lenguajes, sean matemáticos o lingüísticos.
De esta forma ya en la clasificación de las ciencias se puede evidenciar una síntesis entre positivismo y racionalismo crítico, de forma que para las ciencias sintéticas, es decir, las ciencias empíricas, sean sociales o naturales, si bien a nivel general de las ciencias sintéticas el método científico es el método hipotético deductivo, los métodos particulares para la crítica racional, siendo estos métodos particulares en realidad conjuntos de técnicas de contraste de datos, se englobarían dentro del Impacto del Defecto, el Segundo Método, y la Distribución Efectiva , además de otros modelos de técnicas contraste de datos o métodos de crítica racional expuestos en la obra, por ejemplo en modelos de ranking, o en puntuaciones directas o frecuencias directamente.
Y para las ciencias analíticas, en particular dentro de las matemáticas, para el desarrollo teórico de la estadística de la probabilidad o probabilidad estadística, la Probabilidad Imposible, el Silogismo de la Tendencia, basado en el método deductivo.
Si el positivismo se integra en la Probabilidad Imposible, al asumir la misma metodología científica para todas las ciencias sintéticas, sean naturales o sociales, desarrollando al mismo tiempo una visión racionalmente crítica de la ciencia diferenciándose sólo entre ciencias sintéticas y ciencias analíticas, lo cierto es que incluso esta distinción entre ciencias sintéticas de naturaleza empírica, social o natural, y ciencias analíticas, la lógica y los lenguajes, matemáticos o lingüísticos, queda a su vez superada porque en general, todas las ciencias por igual, sintéticas o analíticas, se fundan en la deducción lógica, propia de las teorías idealistas o racionalistas de la ciencia, por cuanto las ciencias sintéticas se fundamentan en el método hipotético deductivo y las ciencias analíticas en el método deductivo, luego todas las ciencias empíricas y no empíricas, sintéticas y analíticas, finalmente, todas las ciencias son deductivas, luego el paradigma de la ciencia debe ser el paradigma deductivo propio del idealismo y el racionalismo.
Y al mismo tiempo que Probabilidad Imposible hace esta síntesis entre positivismo y racionalismo crítico, que lógicamente integra la síntesis del idealismo y el racionalismo en la defensa del paradigma deductivo en la ciencia, Probabilidad Imposible en las ciencias sintéticas, sean ciencias empíricas sociales o naturales, en todas las ciencias sintéticas comprende la radical realidad ideológica o política de la ciencia, porque toda ciencia en tanto que producto humano es política, e ideológica, en tanto que tal cual Aristóteles definía al ser humano, es un animal político, luego todo producto humano debe reflejar su propia condición política.
Si ya desde el empirismo aristotélico la condición humana es esencialmente política, algo que a partir del siglo XIX defenderán las tesis críticas del materialismo dialéctico, es innegable la función política e ideológica de la ciencia, hasta el punto que la ciencia en sí misma puede ser una directriz política a seguir, en tanto no sólo las afirmaciones científicas están sujetas a la política, es que la política queda sujeta a la ciencia, de forma dialéctica.
De hecho hoy en día, en todas las empresas privadas o públicas en donde hay departamentos de investigación para el desarrollo de nuevos productos, o en todas las universidades en donde se desarrollan proyectos de investigación, o en la forma en que los gobiernos deciden las partidas presupuestarias en función de la prioridad política del gobierno, que patrocina y subvencionada los proyectos de investigación científica, hoy en día cada día es más evidente la función que ejerce sobre la ciencia la determinada política científica de la institución que la subvenciona o la patrocina, siendo en esencia esa política científica en función de la cual se decide el incentivar determinados proyectos científicos en lugar de otros, o la orientación política y científica de la investigación en general .
El rol de la política científica hoy en día es innegable, y esa función de la política científica no es sólo orientadora, asesora, o inspectora y sancionadora. El rol de la política científica de una institución al desarrollar un proyecto de investigación y no otro, no es sólo vigilar que la investigación científica se mantenga dentro de los principios ideológicos y políticos de la institución que subvenciona y patrocina la investigación científica, va mucho más allá la función inspectora o sancionadora de la política científica, especialmente desde el plano de la filosofía de la ciencia.
En Probabilidad Imposible en el momento que el método de las ciencias sintéticas es el método hipotético deductivo, tal como se explica en el apartado número diez de Introducción a la Probabilidad Imposible, estadística de la probabilidad o probabilidad estadística, las premisas sobre las que se establecen las conclusiones, no sólo son premisas empíricas, por ejemplo, que si el porcentaje de A sobre B es X, y el porcentaje de B sobre C es Y, entonces el porcentaje de A sobre C es Z, además de las premisas empíricas hay premisas ideológicas o políticas sobre las cuales se establecen las hipótesis empíricas objeto de crítica racional.
De hecho, la naturaleza empírica de la hipótesis en Probabilidad Imposible le viene dada por ser toda hipótesis el producto empírico del proceso fisiológico cerebral de elaboración de la hipótesis, es decir, en Probabilidad Imposible la hipótesis no es empírica porque esté sujeta a un elemento empírico externo al sujeto, muy contrario, la propia naturaleza empírica de la hipótesis está causada porque el procedimiento de elaboración de la hipótesis ha sido empíricamente fisiológico, en el cerebro, en el proceso mediante el cual, la fisiología cerebral, pone, empíricamente, en funcionamiento toda la maquinaria fisiológica del cerebro para producir hipótesis, siendo este el motivo por el que la hipótesis es empírica, siendo en esencia toda hipótesis una idea que pretende ser reflejo de una realidad, que es lo que en el método de crítica racional se pretende demostrar, si esa idea producida por el cerebro es isomorfa a la realidad, siendo en esa búsqueda de isomorfismo otro punto de conexión entre Probabilidad Imposible y positivismo.
Ahora bien, esa idea empíricamente producto de la fisiología cerebral, esa hipótesis empírica, sólo será isomorfa dentro de un margen de error, el error que decida la política científica.
De esta forma la política científica tiene diferente funciones, desde la decisión de qué tipo de proyectos de investigación desarrollar, es decir, dado un conjunto N de proyectos científicos y no poder desarrollarlos todos al mismo tiempo, la ordenación de los proyectos científicos en orden de prioridad, ya sería un criterio de prioridad de la política científica , hasta la elaboración de las hipótesis empíricas, en tanto que las hipótesis empíricas sintetizan datos y premisas ideológico políticas, hasta la aceptación del error, ya sea de hecho o el error racional, lo cual implicaría a su vez que la política científica tiene que decidir que modelos de crítica racional, o técnicas de contraste de hipótesis, utilizar en la puesta a prueba de la hipótesis empírica.
La aceptación del error de hecho es la aceptación que de hecho es imposible una ciencia sin error, lo cual ya de por sí anula el ideal positivista de la ciencia neutra, porque es humanamente imposible llegar a una ciencia sin error, en el momento en que el factor humano entre en juego en el proceso científico, el error es inherente. El motivo por cual el error es inherente a la naturaleza humana es porque, ante la infinidad de variables que inciden en la realidad real, llegar a la objetividad absoluta, la ciencia moderna no puede medir absolutamente todo lo que sucede, sólo una parte, y esa parte es la muestra, aceptando el error inversamente a la muestra, únicamente llega a niveles de veracidad, verdad o realidad política , en la contradicción entre el ser humano finito y el posible universo infinito de singulares particulares .
La aceptación del error de hecho es la aceptación que sin muestra de datos o pruebas científicas no es posible la ciencia, y el hecho que no podamos estudiar, en universos de sujetos u opciones infinitos todos los sujetos u opciones infinitos, o de ser un universo suficientemente grande para no poder conocerlo completamente, aunque no sepamos si es infinito, la posibilidad de no poder estudiar a todos los sujetos u opciones de ese universo suficientemente grande, o en universos de opciones limitadas que puedan existir infinitas puntuaciones directas o frecuencias, el hecho de que ante lo suficientemente grande para no conocerlo o lo infinito, tener que elegir una muestra, ya de por sí la política científica debe aceptar el error de hecho que significa de hecho aceptar el error de representación muestral, la inversión de la muestra, sea la inversión de N, 1/N, en universos de sujetos u opciones infinitos, o en poblaciones el error que de hecho supone aceptar esa población particular en un momento del tiempo, y solamente esa población y no cualquier otra, aunque esa población no sea absolutamente representativa de toda la historia, o la inversión de las puntuaciones directas o frecuencias, 1/Σxi, en universos de opciones limitadas.
Además del error de hecho, la política científica debe aceptar el margen de error racional en el método de crítica racional que se elija, la técnica de contraste de hipótesis, la razón crítica en el contraste de hipótesis o crítica racional, aquella razón crítica producto del porcentaje X, de error o fiabilidad, entre cien, por una tendencia máxima o ideal, en donde la razón crítica aceptada ya sea un porcentaje de error X en el cual posiblemente la hipótesis empírica aceptada racional sea sólo provisionalmente válida, en un tiempo suficiente o infinito, o si ese porcentaje X es un porcentaje de fiabilidad, aceptando entonces el porcentaje de error igual a la diferencia de cien menos porcentaje X de fiabilidad.
Y aun en el caso que la política científica únicamente aceptara cien por cien de fiabilidad, cero por cien de error, en el porcentaje X de la razón crítica, la probabilidad crítica en el modelo de contraste de hipótesis o crítica racional, en cualquier caso, aunque la razón crítica sólo aceptase cero error racional, siempre queda el error de hecho de la representación muestral, es decir, ya sea de hecho o racional la política científica siempre debe aceptar un error posible en sus investigaciones científicas.
En el momento que la política científica debe aceptar un margen de error, ese margen de error se transforma en el margen de escepticismo empírico o duda racional, en el que toda hipótesis empírica aceptada racional, provisionalmente, por la política científica, queda sujeta a duda o escepticismo, y por el cual, en tanto que error posible, en un tiempo suficiente o infinito, es inevitable que esa hipótesis se demuestre posiblemente falsa, al poder darse un suceso en el universo, en un tiempo suficiente o infinito, no contemplado en la muestra, luego suceso dentro del margen de error, que si bien aparentemente imposible, en tanto en cuanto el error tienda a cero, puede ser inevitable.
En el momento en que el margen de error de define en tanto que margen de escepticismo empírico o duda racional se vuelve de nuevo a la síntesis filosófica, la síntesis entre el escepticismo empírico, propio de Hume, según el cual toda relación causal es una costumbre que no tiene porque ser cierta, luego a futuro se puede refutar, al mismo tiempo que se vuelve al racionalismo clásico cartesiano según el cual el motor de la ciencia es la duda racional, y todo para ser científico, debe estar siempre sujeta a la duda racional, nunca dar nada por hecho, todo debe estar permanentemente a la luz de la razón, una razón, que a partir de Kant, al sintetizar el empirismo y el racionalismo , ya será una razón crítica, el racionalismo crítico.
El margen de error, de hecho o racional, es igualmente sujeto a la política científica, luego de nuevo se ve una función más de la política científica, garantizar la representatividad moral de los resultados de la investigación científica. Cuanto menos error posible acepte la política científica entonces mayor garantía moral de verdad suficientemente racional en la hipótesis aceptada, es decir, mayores garantías morales de la política científica, mientras que a mayor margen de error aceptado por la política científica mayor inmoralidad política en la ciencia, de forma que el porcentaje X de error en la crítica racional se transforma en una variable moral, que garantiza la presunción moral de los resultados que se obtengan, al igual que en la crítica racional del error de representatividad muestral, expuestos en Introducción a la Probabilidad Imposible, estadística de la probabilidad o probabilidad estadística .
En esencia, lo que se propone en Probabilidad Imposible, es que, mientras la ciencia sea provisional no se puede llegar al primer imperativo moral kantiano de alcanzar imperativos universales, por cuanto la ciencia es universalmente provisional, no universalmente absoluta en el sentido kantiano del primer imperativo categórico, luego la ciencia sólo puede ser lo más moralmente posible, y en ese margen de error, aceptar la política científica sus errores, de hecho o racionales, pero siempre en el progreso, propio de la filosofía ilustrada, al mayor isomorfismo entre ciencia y realidad, siendo conscientes, que, a largo plazo, la ciencia nunca será verdad, únicamente una cadena insalvable de hipótesis provisionales que se irán sustituyendo unas a otras, en tanto que finalmente se demuestren falsas, para progresar a otras nuevas, más verdaderas, y con menos error, pero no exentas de error en absoluto, dando lugar de nuevo a la siguiente espiral o revolución científica, en el proceso de refutación de las hipótesis falsas para aceptar racionalmente las nuevas hipótesis, en el progreso hacia una verdad cada vez menos parcial, aunque sólo menos parcial, porque la duda y el escepticismo será siempre innegable, por cuanto la ciencia, mientras contemple un factor humano, estará sujeta a un factor de error, por lo que siempre habrá un margen de escepticismo empírico o duda racional, la razón crítica al menos hasta que se llegue a un nivel de revoluciones científicas que alumbren la revolución permanente de la ciencia.
De esta forma en Probabilidad Imposible, se parte una definición política de la ciencia, a causa de diferentes factores, porque es la política científica la que traza el criterio de prioridad científica en la ordenación de los proyectos de investigación a desarrollar, descartando aquellos proyectos científicos no acordes a la política científica, y aceptando desarrollar aquellos proyectos científicos acordes a la política científica, y en el momento de desarrollar el proyecto científico la política científica tiene una función esencial en la formulación de la hipótesis en los parámetros ideológicos de la política científica, al mismo tiempo que para poder criticar racionalmente dicha hipótesis la política científica es la que se encarga de aceptar los márgenes de error, de hecho o racionales, para aceptar o rechazar la hipótesis empírica, siendo en esencia toda decisión estadística una decisión de política científica.