De
lo que ocurre sólo conocemos una parte, aquella parte que podemos conocer, la
muestra de sucesos que suceden dentro de un espacio tiempo limitado, que en un
modelo empírico estará limitado por los criterios establecidos de
investigación, selección de un determinado tipo de sucesos durante un
determinado espacio tiempo y no otro cualquiera.
Todo
conocimiento que no sea obtenido por la investigación empírica es transmisión
de historia, que bien puede implicar la transmisión de historia de la ciencia,
y luego entonces la transmisión de todos los avances que en la historia se han
realizado a través de la investigación empírica, ya sea descriptiva o
experimental , para el contraste de hipótesis explicativas de lo que sucede en
un universo particular, o contraste de hipótesis tecnológicas para la puesta a
prueba de una determinada tecnología.
En
Probabilidad Imposible se entenderá todo aquel procedimiento por el cual se
adquieren conocimientos nuevos, pudiendo existir dos tipos de estudio, el
estudio propio de los métodos didácticos o autodidácticos, cuyo objeto es que a
nivel individual la persona adquiera conocimientos novedosos para sí mismo, el
estudio propio del método científico cuyo objeto es la adquisición de
conocimientos novedosos para toda la humanidad .
La
forma mediante la cual el estudio científico llegará a adquirir nuevos
conocimientos para toda la humanidad será mediante el método científico, aquel
procedimiento mediante el cual el estudio científico llega a formalizar teorías
a partir de hipótesis, y paradigmas a partir de teorías, llegándose un cuerpo
de conocimientos científicos, que sintetizará aspectos filosóficos y empíricos,
síntesis de modelos teóricos y empíricos .
El
método científico que predomina actualmente en la ciencia es el método
hipotético deductivo que tendrá su origen en Descartes y tendrá como piedra
angular de todo el método la duda cartesiana, una duda que deberá ser siempre
metódica y sistemática, en donde, por muy seguros que podamos estar siempre de
la validez de una hipótesis nunca, y absolutamente nunca, podremos estar libres
de un margen de duda , en el cual, posiblemente, todo lo que creamos ser verdad
sea , en realidad, una falacia.
En
resumidas cuentas el origen del falsacionismo tendrá su origen más íntimo en
los principios rectores del racionalismo crítico, que en esencia, en la forma
en que fue elaborado por Kant, el racionalismo crítico es la síntesis de la
duda racionalista, Descartes, y el escepticismo empirista, Hume, y de la
síntesis de la duda y el escepticismo surgirá el racionalismo crítico, que
sigue siendo hasta la fecha la base del método científico, luego la base del
contraste de hipótesis, si bien la forma de enfocar el contraste de hipótesis
en Probabilidad Imposible es muy diferente a la perspectiva de Popper, en la
medida que para el falsacionismo lo único que hacemos es intentar demostrar que
una proposición empírica es falsa, y de no conseguirse provisionalmente aceptar
que esa misma proposición empírica, de momento, no es falsa, si bien el hecho
que una proposición empírica no sea falsa tampoco implica que sea
necesariamente verdadera, un enunciado empírico puede no ser falso y al mismo
tiempo no ser verdadero, algo puede ser al mismo tiempo no falso y no
verdadero, si bien provisionalmente se puede aceptar como una verdad
provisional hasta que logremos demostrar que es absolutamente falsa.
En
Probabilidad Imposible lo que se hace es demostrar la verdad provisional de una
hipótesis aceptando un margen de error en el que inevitablemente dado un tiempo
suficiente o infinito esa afirmación puede ser falsa, porque todo lo posible,
incluido el error, dado un tiempo suficiente o infinito es inevitable que
suceda, siempre y cuando sea realmente posible.
La
tesis fundamental de Probabilidad Imposible que todo lo que sea posible en un
margen de coherencia lógica es inevitable aun cuando su probabilidad empírica
sea cero. Supongamos que trucamos una moneda de forma que siempre que lancemos
la moneda obtengamos cruz y nunca cara.
Probabilidad
empírica de cara = 0
Probabilidad
empírica de cruz = 1
Si
bien pudiéramos pensar que, dado que la moneda está trucada es imposible nunca
obtener cara porque empíricamente en la muestra suficiente hemos obtenido sólo
cruces, en tanto que existe un margen de coherencia lógica de posibilidades :
ser cara o cruz; es decir, la posibilidad de cara existe si bien hasta ahora
nunca hemos obtenido cara porque la moneda está trucada, es inevitable que
antes o después, en un tiempo suficiente o infinito, obtengamos cara. Una
moneda la hemos podido trucar para sacar siempre cruz, pero dado un conjunto
enésimo de lanzamientos tendente a infinito llegará un momento que aunque sea
por simple desgaste de la moneda, saldrá cara. Si es posible es inevitable,
siempre que sea posible, siempre que esa posibilidad esté dentro de un margen
de coherencia lógica, que exista esa posibilidad.
Supongamos
que tenemos una moneda y siempre obtenemos cruces, podemos elaborar la
hipótesis empírica que dada una muestra de N lanzamientos siempre que lancemos
la moneda saldrá sólo cruz y es imposible cara, pero esta hipótesis empírica en
tanto que producto de la costumbre, a fuerza de la costumbre que a cada
lanzamiento el resultado sea cruz y nunca cara, es una hipótesis que, dado un
tiempo suficiente o infinito será falsa, porque llegará un momento en que esa
costumbre de obtener cruz al lanzar la moneda se demostrará falsa.
El
escepticismo empírico de Hume parte de la tesis que absolutamente todo el
conocimiento científico está sustentado sobre costumbres, que más allá de la
experiencia carecen de validez alguna, razón por la cual deben estar sujetos al
escepticismo empírico, porque cualquier hipótesis que sostengamos sobre una
serie, aunque suficiente, de experiencias, no es más que una costumbre generada
por la experiencia que, a ciencia cierta, no es suficiente para hacer
predicciones seguras sobre lo que a futuro puede suceder.
El
racionalismo crítico de esta forma surgirá de la síntesis de la duda
cartesiana, por la cual todo conocimiento científico debe estar siempre
sometido a un margen de duda razonable, y el escepticismo empírico , fundado
por Hume, según el cual todo conocimiento científico sustentado por la
experiencia carece de validez absoluta para predecir lo futuro, luego cualquier
hipótesis empírica que pretenda tener rango de verdad deberá estar siempre
sujeta a un margen de duda racional y escepticismo empírico, según el cual,
posiblemente, toda hipótesis aceptada racionalmente válida por la ciencia, en
un margen de error , el margen de error que la ciencia esté dispuesta aceptar
de duda o escepticismo, posiblemente sea falsa.
El
racionalismo crítico sigue siendo hoy en día la base de la ciencia moderna, y
el hecho que nunca podamos conocer la verdad en sí misma se debe a una cuestión
de filosofía pura, porque nunca podemos llegar a conocer la verdad en sí, el
noumeno, y úncamente podemos acceder al conocimiento de las apariencias, sólo
conocemos fenómenos, de todo sólo conocemos lo que sucede, el fuera de sí las
cosas, más su ser en sí se escapa de la ciencia.
Científicamente,
dentro del modelo de Probabilidad Imposible, es imposible conocerlo todo porque
sólo conocemos lo que ocurre, la muestra de sucesos, de toda sólo conocemos una
parte , aquella parte que fuera de sí la muestra nos muestra de sí misma,
dialécticamente lo que la realidad muestra fuera de sí es lo que la ciencia
asimila, hace para sí, para a partir del método hipotético deductivo establecer
una hipótesis de lo es en sí la realidad, si bien esa hipótesis nunca llegará a
ser absolutamente isomorfa a la realidad en sí, si acaso intentará aproximarse
a lo que en sí es la realidad .
En
este sentido la teoría de Probabilidad Imposible sintetizará aspectos del
racionalismo crítico y el positivismo, en la medida que en Probabilidad
Imposible se acepta la hipótesis que todo conocimiento posible debe estar
sometido a la duda racional, si bien el margen de duda racional es limitado en
Probabilidad Imposible mediante el margen de error o escepticismo, es decir, no
es una duda o escepticismo sin límites al conocimiento, se trata de una duda
científica y un escepticismo empírico limitado científicamente en un margen de
error en el que todo es posible, hasta que la hipótesis sea falsa, un margen de
error que cuanto menor sea más intenta aproximarse a lo que debería ser la
finalidad moral de la ciencia, conocer la realidad en sí misma, y en este
sentido generar un conocimiento isomorfo a la realidad.
En
la medida que el margen de duda razonable o escepticismo empírico, es decir ,
el margen de error determinado por la razón crítica, es un margen de error que
puede reducirse al mínimo posible, lo que si se puede entonces científicamente
a fin de construir un cuerpo de conocimientos sólidos, es reducir al máximo el
error para aumentar al máximo la fiabilidad de las hipótesis científicas, y a
mayor fiabilidad mayor nivel de isomorfismo entre la hipótesis empírica y la
verdad en sí de la realidad realmente real, lo que sucede.
En
la medida que el margen de duda razonable o escepticismo empírico se puede
controlar mediante el establecimiento de un margen de error sobre la aceptación
de una razón crítica, el racionalismo crítico se materializa en la razón
crítica, que estadísticamente tomará la forma de probabilidad crítica, y lo que
se logra de esta forma es expresar matemáticamente el grado de duda o
escepticismo que estamos dispuestos a aceptar sobre la hipótesis, a fin de
maximizar la fiabilidad, conforme el margen de error sea menor, para que la
hipótesis sea lo más fiable, es decir, isomorfa posible, en donde la margen de
fiabilidad será igual a la diferencia de la unidad menos la probabilidad crítica.
De
esta manera en Probabilidad Imposible se llega a la síntesis del ideal
positivista del isomorfismo científico y la unificación científica en base al
método científico, y el racionalismo crítico que pone siempre en duda la
posibilidad de conocer la verdad en sí, el noumeno, en la medida que
posiblemente la verdad en sí no se pueda conocer de forma absoluta, pero si se
puede llegar a un conocimiento lo más isomorfo posible, si bien la identidad
absoluta entre ciencia y realidad en sí es científicamente imposible, en la
medida que el ser en sí nunca se puede llegar a conocer de forma absoluta,
porque sólo conocemos apariencias, fenómenos, la realidad fuera de sí que sólo
hacemos para sí en un margen de error para formular hipótesis empíricas acerca del
ser en sí, transformando las hipótesis empírico en racionales siempre que estén
dentro de un margen de duda, en el cual posiblemente sean verdaderamente falsas.
De
esta manera la ciencia sólo puede llegar a formular proposiciones lo más
isomorfas posibles, lo más idénticas posibles a la realidad, si bien nunca
serán absolutamente isomorfas, es imposible una ciencia materialmente idéntica
a la realidad, porque el ser humano en sí mismo ni tan siquiera es capaz de
conocer nada en sí, sólo conoce las apariencias de todo lo que se le muestra
fuera de sí en el espacio, y todo lo demás es simple transmisión de historia.
En
la medida que la ciencia pretender controlar el grado de identidad entre sujeto
y objeto mediante el establecimiento de una razón crítica, la probabilidad
crítica, que determina el margen de error dispuestos a aceptar en la hipótesis
científica, esa aceptación del margen de error quien la realiza es la política
científica, y en este sentido, en tanto que la Probabilidad Imposible sintetiza
el racionalismo crítico, el positivismo, y sintetiza al papel que juega la
política en la ciencia, sintetizará el papel del materialismo dialéctico, de
Marx y Engels, en el discurso de la ciencia, en tanto que si la aceptación de
la razón crítica obedece a la política científica entonces la ciencia está
sujeta a la correlación de fuerzas políticas y sociales, y es en esencia una
cuestión ética y moral .
La
razón crítica, representada matemáticamente en la probabilidad crítica, lo que
establece es un margen de error que debe ser asumido por la política
científica, que en tanto que política científica está sujeta a una ideología
política que determinará la política científica.
En
esencia cada vez que la política científica acepta un margen de error en la
razón crítica plasmada en la probabilidad crítica, lo que la política
científica establece es el margen de contradicciones entre la moral política
para sí de la ciencia y la verdadera moral en sí del universo, entendiendo por
moral en sí del universo lo que moralmente en sí sucede, la verdad en sí misma,
mientras que la verdadera moral política es la que está sujeta a los intereses
de la ideología política, intereses que sociológicamente serán intereses de
clase.
Si
el objeto de la ciencia es el establecimiento de lo que es verdad y lo que no
es verdad, entonces la ciencia es una cuestión absolutamente moral, porque lo
moral debería ser decir siempre la verdad.
Hipótesis
empíricas son todas aquellas proposiciones que han de someterse a un contraste
de hipótesis, y de todas las hipótesis empíricas sólo llegarán a ser hipótesis
empíricas racionalmente aceptables aquellas que superen el contraste de
hipótesis, es decir, de todas las hipótesis empíricas sólo serán hipótesis
racionales las que superen la prueba de la razón crítica.
Ahora
bien, en función del grado exigencia moral con la verdad de la razón crítica,
no todas las hipótesis racionales son igual de válidas moralmente. La validez
moral de la hipótesis racional dependerá del grado de error o fiabilidad
aceptado en la probabilidad crítica, a menor error y mayor fiabilidad aceptado
por la política científica en el contraste de hipótesis mayor validez moral de
la hipótesis racional.
Además
de la validez moral cuantitativa de la razón crítica en cuanto a probabilidad crítica,
hay que tener en cuenta la validez moral cualitativa del modelo empírico o
teórico que se defiende, lo cual dependerá de los principios políticos y
filosóficos de la ideología política, lo cual será en esencia un reflejo de los
intereses de clase, sociales, que defienda la política científica.
Evidentemente no es igual de ética una política científica que defiende sólo
los intereses de una plutocracia vertical a aquella política científica que
defiende los intereses de una democracia horizontal.
La
ciencia es una cuestión moral por dos razones : en primer lugar,
cuantitativamente, la ciencia es una cuestión moral porque moralmente debe
decir la verdad, si bien la verdad absoluta es imposible, por cuanto el ser en
sí no se puede conocer absolutamente, si acaso llegar a un determinado margen
cuantitativo de fiabilidad para el postulado de hipótesis sobre que es en sí la
realidad; y en segundo lugar la ciencia es una cuestión cualitativamente moral
porque la ciencia, además de moralmente buscar cuantitativamente la verdad y
solo la verdad, la verdad de la ciencia será en parte cualitativamente
ideológica, en función de los intereses que defienda, y siempre será más moral
una política científica progresista que defienda una verdadera democracia
horizontal y abierta, a una política científica conservadora que defienda una
plutocracia vertical y jerárquica; poniendo esto de manifiesto la relevancia
del materialismo dialéctico en la crítica de la ciencia.
La
crítica científica de esta forma debe ser doble, de una parte cuantitativa,
racional, y de otra parte ideológica, cualitativa, a fin de afianzar una
ciencia que progrese científica y tecnológicamente hacia mayores niveles de
liberad e igualdad sociales.
El
origen de los diferentes modelos científicos se establece precisamente en la
forma en que a lo largo de la historia de la filosofía y la ciencia se van
sucediendo diferentes modelos filosóficos y diferentes modelos de política
científica, que irán formando los diferentes modelos científicos que existen en
la actualidad, que son síntesis de escuelas filosóficas y tendencias políticas.
Los modelos científicos, inspirados por diferentes corrientes filosóficas e
ideológicas, a fin de validar sus tendencias ideológicas y filosóficas,
formarán un conjunto de hipótesis y teorías, que respondan , según su filosofía
e ideología, a una determinada forma de comprender o estudiar un determinado
campo de la realidad, o una determinada ciencia, o una determinada cosmovisión
universal de cuanto sucede, que puede llegar a competir por ser el paradigma o
modelo hegemónico en la comprensión de un fenómeno, o un campo científico, o
luchar por ser el nuevo paradigma predominante dentro de una ciencia
particular, o de todas las ciencias.
Si
bien la cuestión cualitativa, ideológica, del discurso de la ciencia, es una
cuestión que compete más bien a la filosofía política, que es el fundamento de
la política ideológica, y si bien es algo que es trabajado en Introducción a la Probabilidad Imposible,
estadística de la probabilidad o probabilidad estadística en los últimos
apartados, en donde se hace una visión filosófica de la ciencia desde el
materialismo dialéctico, especialmente en lo concerniente a cómo los avances
científicos y tecnológicos afectarán a la sociedad, transformando las
relaciones de producción, creando nuevas condiciones objetivas sociales,
especialmente a medida que se avance en la automatización de sistemas. En este
blog en lo que me centraré más a abordar las cuestiones más de carácter
cuantitativas de las contradicciones de la ciencia y que afectan sobremanera a
las revoluciones científicas.
La
principal contradicción cuantitativamente moral de la ciencia reside en que
cualquier hipótesis empírica aceptada en el contraste de hipótesis, es decir,
cualquier hipótesis racional que forma la ciencia al ser aceptada
provisionalmente verdadera sobre una razón crítica, sólo es isomorfa a lo que
realmente sucede aceptando un margen de error, ese margen de error es en esencia
la cuantificación del margen de duda y escepticismo dispuestos a aceptar en la
hipótesis de lo que en sí sucede en la realidad, y ese margen de duda y
escepticismo es en esencia un margen de error moral que racionalmente la
política científica está dispuesta aceptar en su decisión científica.
El
margen de error es el margen de escepticismo o duda en tanto que es el margen
dentro del cual posiblemente todo lo que la hipótesis empírica enuncia sea
posiblemente falso, y en la medida que es posiblemente falso en ese margen de
escepticismo o duda ese margen de error se transforma en un margen de error
moral, porque si el objeto de la ciencia es la verdad y de la verdad sólo se
puede acceder a una parte sujeta a error ese error es moral, siendo de esta
forma la razón crítica la expresión matemática la verdadera moral para sí de la
política científica, en tanto que de la verdad la política científica sólo
aceptará para sí lo que moralmente esté dispuesta aceptar lo que verdaderamente
sucede en el universo, la verdad moral del universo, lo que el universo es en
sí verdaderamente.
Los
diferentes modelos científicos al aceptar unos presupuestos cualitativamente
ideológicos y filosóficos, que orientará la investigación científica a
determinados objetivos, en función de los intereses sociales de la política
ideológica que sustente la política científica, cuantitativamente esa asunción
cualitativa, ideológica y filosófica, implicará aceptar un margen de error
moral en las hipótesis empíricas que dicho modelo defienda.
Los
modelos científicos al entrar en contradicción moral, política, ideológica,
filosófica, especialmente sobre los intereses sociales que defienden, entrarán
en escenarios de lucha paradigmática por transformarse en el paradigma, ya sea
de la comprensión de un determinado fenómeno, o en la comprensión de un campo
particular de una ciencia, o en la comprensión de una ciencia, o de todas las
ciencias.
Estas
luchas paradigmáticas entre modelos científicos tienen su momento de máximo apogeo cuando el
paradigma dominante, ya sea en un fenómeno, campo, ciencia, o todas las
ciencias, entre en crisis, creándose una crisis paradigmática, y el antiguo
paradigma en crisis debe ser sustituido por un nuevo paradigma.
La
razón por la cual un paradigma entra en crisis es bien sencilla: si un
paradigma se establece sobre un modelo científico sustentado sobre una
determinada política científica que defiende un determinado tipo de moral para
así misma, sobre la que construye un cuerpo de conocimientos teóricos sobre
hipótesis y teorías dadas aceptando un margen de error moral sobre la verdad en
sí misma, en el momento en que la moral política entra en contradicción con la
verdad moral del universo, se produce la crisis científica, luego el margen de
error posible aceptado en sus hipótesis racionales se demuestra en la práctica,
la invalidación del modelo a causa de los errores aceptados supone la
invalidación del modelo como paradigma, ya sea en la explicación de un
fenómeno, un campo de la ciencia, en una ciencia, o en todas las ciencias.
En
el momento en que un modelo científico transformado en paradigma entra en
contradicción con la realidad entonces se produce la crisis paradigmática, que
dará lugar a una nueva lucha paradigmática, entre los diferentes modelos
alternativos, que culminará en la siguiente Revolución Científica, mediante la
cual el modelo científico que triunfe en la lucha científica se establecerá
como nuevo paradigma.
En
este proceso de lucha paradigmática es posible que el viejo paradigma se
reformule, se adapte, o se transforme, llegando a renovarse como nuevo
paradigma de la ciencia si los modelos alternativos no son capaces de triunfar
en la lucha paradigmática, si bien no es necesario que esto suceda, dependiendo
de la habilidad de cada modelo científico por ajustarse a la realidad y tender
a ser lo más isomorfo posible.
En
la medida que en la lucha paradigmática por ser el nuevo paradigma no juegan
sólo factores científicos sino también políticos, en ningún caso el hecho que
un modelo político se establezca como nuevo paradigma implica que ese modelos
sea el más verdadero, determinados modelos de política científica únicamente
por los tipos de intereses que defienden pueden transformarse en nuevos
paradigmas únicamente por razones ideológicas o políticas, y no científicas,
sin ser necesariamente lo más isomorfos.
Ahora
bien, lo que sí puede suceder es que, en caso que se imponga como nuevo
paradigma un modelo científico que acepte una cantidad de errores mayor que
otros modelos, a menor isomorfismo menor probabilidad de estabilidad
paradigmática, luego mayor probabilidad de crisis paradigmática en menor tiempo.
La
estabilidad paradigmática dependerá del grado de isomorfismo que el modelo
científico que triunfe en la lucha científica , a mayor margen de error del
nuevo modelo mayor inestabilidad del paradigma .
Sin
embargo el hecho que un paradigma esté en crisis tampoco implica necesariamente
que deba sucederse un Revolución Científica, todo dependerá de si, en la lucha
paradigmática, los modelos científicos alternativos son capaces de sobreponerse
a la crisis y extender a todos los sectores de la ciencia y saber explicar los
presupuestos políticos y filosóficos sobre los que se sustentan.
El
hecho que halla una crisis paradigmática no implica que necesariamente deba
producirse una Revolución Científica, simplemente sería lo deseable.
Dado
un conjunto de opciones lo único necesario es que suceda alguna de las opciones , sin ser
absolutamente necesaria ninguna en particular, lo único necesario es que ocurra alguna de las opciones posibles, pero, en
particular, ninguna opción es absolutamente necesaria que suceda, puede darse cualquiera, si bien políticamente lo
necesario es que suceda aquella opción más ideal, en coherencia a los
ideales de la política científica, ya sea el ideal posible en un modelo de
sesgo positivo, o en un modelo omega cualquier de las opciones que formen el modelo
omega.
Lo
políticamente ideal es que, si un paradigma entra en crisis ese paradigma sea
sustituido lo antes posible por nuevo paradigma lo más isomorfo posible, de lo
contrario, ya sea porque el paradigma en crisis no sea sustituido o sea
sustituido por un paradigma que no sea el más ismorfo posible, la ciencia
vivirá en un permanente estado de crisis.
La
crisis de la ciencia en cuanto un paradigma entra en crisis sólo se resuelve
mediante la Revolución Científica, que el viejo paradigma se sustituya por
aquel paradigma que sea el más ismorfo posible, de lo contrario la ciencia
entrará en un proceso de crisis permanente, ya sea por no sustitución del viejo
paradigma, o que sea sustituido por otro que no sea el más fiable.
Sólo
habrá una verdadera Revolución Científica cuando el paradigma más fiable
triunfe en la lucha paradigmática una vez desatada la crisis en la ciencia,
ahora bien, en la medida que el nuevo paradigma a su vez está sustentando por
teorías e hipótesis que aceptan un margen de error moral, aunque menor que el
anterior, pero existente, aunque el margen de error moral sea menor en tanto
que todavía existe un margen de error moral inevitable, antes o después el
nuevo paradigma surgido de la nueva Revolución Científica volverá a entrar en crisis,
y de la nueva crisis deberá surgir una nueva Revolución Científica siempre y
cuando vuelva a triunfar el nuevo paradigma, que en aquel periodo de la
historia de la ciencia , sea el más fiable.
A
medida que la ciencia evolucione, siempre y cuando en cada nueva crisis
científica triunfe el modelo científico más fiable produciéndose una Revolución
Científica, en la medida que el progreso científico tecnológico es cada vez más
rápido , y más rápidamente entrarán en crisis los diferentes paradigmas, la ciencia
entrará en una espiral de Revolución Permanente de la Ciencia o Revolución
Científica Permanente, en donde llegados a este punto de vertiginoso progreso y
revolución permanente de la ciencia y la tecnología, la supervivencia de la
especie humana, verdadero deber moral de la ciencia, dependerá de que a nivel
social, cualitativamente, halla un progreso moral de las fuerzas sociales,
hacia mayores ámbitos de libertad e igualdad, proporcionalmente progresa la
ciencia y la tecnología.
Rubén
García Pedraza, a Madrid 12 de octubre del 2012